Mateo 24:8
Empecemos este capítulo abriendo nuestras biblias en Mateo 24 y leamos los primeros ocho versículos. Esta es la Palabra de Dios:
“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”.
Estamos interesados hoy especialmente en el último versículo: “ Y todo esto será principio de dolores.” En los mensajes futuros esperamos volver a algunos de los versículos anteriores.
Hasta aquí hemos visto lo que la Biblia enseña acerca de los últimos días. Para ayudar a evitar la confusión y la falsa enseñanza que rodea a este tema, empecé este libro con tres capítulos que establecen tres verdades bíblicas principales que debemos tener claramente en nuestras mentes si queremos entender la enseñanza de la Biblia acerca de los últimos días. La primera de ellas es que sólo hay una futura venida visible de Cristo Jesús, que será al fin del mundo. En nuestro segundo capítulo vimos que el reino de Cristo Jesús no es futuro y terrenal, sino que el milenio de Apocalipsis 20 se refiere al actual reinado espiritual de Cristo Jesús desde el cielo y el triunfo del evangelio en la tierra.
Hoy, en este tercer capítulo, queremos ver la enseñanza Bíblica de que hay señales visibles y reconocibles de la venida de Cristo Jesús y del fin del mundo. Vamos a revisar eso aquí de manera general. Luego, en los próximos capítulos comenzaremos a mirar las diferentes señales específicamente.
Este es un tema extremadamente importante porque aquí la enseñanza de la Biblia sobre los tiempos finales se vuelve muy práctica. Este tema no es un estudio filosófico especulativo lo cual es abstracto y casi irrelevante para los cristianos. Más bien, las señales de la venida de Cristo Jesús son enviados por Él para prepararnos para el día de Su regreso, y Él nos llama a velar y a estar listos. Aquellos que enseñan un milenio futuro básicamente niegan que hay señales de la venida de Cristo Jesús, o al menos dicen que estas no son relevantes o importantes para los cristianos hoy porque no las veremos. El premilenialista, que enseña que Jesús vendrá en un rapto secreto y llevará a todos los creyentes al cielo, dice que la tribulación y las otras señales ocurren sobre todo después de que los creyentes han sido puestos en el cielo. Por lo tanto, dicen, no necesitamos vigilar las señales de la venida de Cristo Jesús, y, que, de hecho, no hay señales. Simplemente necesitamos estar listos para un rapto súbito. La visión postmilenial del retorno de Jesús dice que hay ante nosotros en la historia una edad de oro terrenal de influencia evangélica y que poco a poco el mundo se convertirá en un lugar bueno y mejor moral y espiritualmente, y sólo al final de este muy largo período de Tiempo veremos, tal vez, algunas de estas señales de la venida de Jesús. Su enseñanza no es buscar señales de la venida de Cristo Jesús, sino buscar señales de que el mundo está mejorando.
En contra de estas enseñanzas que niegan las señales de la venida de Cristo Jesús, tenemos la enseñanza de Jesús en Mateo 24, que antes de Su venida al fin del mundo, Él enviará señales: eventos en el tiempo y en la historia que serán observables, que serán experimentados, y que los verdaderos creyentes con discernimiento comprenderán que estas son las señales de que estamos acercándonos cada vez más al día del regreso de Jesús.
Para observar esto, veamos Mateo 24. Comenzamos con la pregunta de los discípulos en el versículo 3. Esto es casi al final del ministerio de Jesús, la última semana de Su vida terrenal, y los discípulos lo perciben así. Entonces, en el versículo 3, le hacen una pregunta. Esta pregunta tiene dos partes. En la primera parte de esta pregunta, le preguntan a Jesús: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas?” Esto es el resultado de la enseñanza de Jesús en el versículo 2 acerca de la destrucción de Jerusalén. Ellos están preguntando ¿Y cuándo será esto? “Pero después hay una segunda parte en la pregunta, que dice: “¿y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? “Esta pregunta en dos partes muestra la intuición de los discípulos. Primero, ellos ven una conexión entre la destrucción de Jerusalén y el fin del mundo. Se dan cuenta, en segundo lugar, de que la venida de Cristo Jesús será el fin del mundo, y esperan que haya señales de ambas cosas.
En estos dos capítulos (Mateo 24 y 25), Jesús responde a la pregunta de los discípulos. Responde a ambas partes de su pregunta. Él no da dos respuestas separadas, sino que Él combina sus respuestas. Él ve lo mismo que los discípulos ven, que hay una conexión entre la caída de Jerusalén y Su venida final. La conexión es esta, que la caída de Jerusalén en el año 70 Después de Cristo y las cosas que sucedieron en relación con la caída de Jerusalén son una representación bíblica de lo que sucederá en el fin del mundo. Estas son el primer cumplimiento de la enseñanza de Jesús en Mateo 24. Pero hay un cumplimiento segundo y futuro en el fin del mundo.
Debemos entender que la profecía bíblica se da a menudo de esta manera. Piensen, por ejemplo, en la promesa que Dios dio a Abraham en el pacto. Él le prometió a Abraham la tierra por la que caminaba, la tierra de Canaán; Le prometió una simiente, es decir, Isaac, que sería su hijo; y prometió, de Abraham, hacer una gran nación, que era la nación de Israel. Pero esas tres promesas son sólo representación en su cumplimiento a Abraham y en el Antiguo Testamento. Esas representaciones apuntan hacia delante, a algo mucho mayor. La promesa de la tierra apunta a la promesa del cielo. Canaán era una representación del cielo. La simiente, Isaac, apunta a Cristo que es la Semilla. Y la nación de Israel apunta hacia el cuerpo de los creyentes, el cuerpo completo de todos los hijos de Abraham que son hijos no por nacimiento, sino por fe en Cristo Jesús.
Esa es la manera de entender las profecías de Jesús aquí en Mateo 24 y 25. No se cumplen exhaustivamente en la destrucción de Jerusalén, pero esto es sólo una representación de la destrucción final que está por venir. Así que esto nos ayuda a entender lo que sucederá en los últimos días.
Tal vez ustedes dicen: “yo no sé mucho sobre la historia de la destrucción de Jerusalén”. Las principales cosas que tu necesitas saber son contadas aquí por Jesús. Hubo un rechazo de Cristo y una apostasía. Había falsos maestros que estaban en contra de Cristo. Hubo una tribulación bajo la tiranía romana. Hubo el establecimiento de un Ídolo en el templo en Jerusalén. Y luego hubo la destrucción final de la ciudad de Jerusalén. Todos representativos de lo que ocurriría al final del mundo.
Al presentar ante nosotros estos múltiples cumplimientos de esta profecía, Jesús nos está enseñando que, en cada generación, en la generación actual y en toda la historia, los creyentes deben estar atentos y listos. Él no dice a Sus discípulos: “Bueno, el fin del mundo está a miles de años, así que no necesitas preocuparte por ello”, sino que él dijo que “estos son ya los tiempos finales. El espíritu del Anticristo está siempre trabajando, y siempre hay falsas enseñanzas y el riesgo de persecución y tantas otras cosas por las cuales ustedes necesitan velar como pueblo de Dios”.
Antes de hablar del versículo 8, que trata del carácter de estas señales, quiero identificar rápidamente estas señales para que comprendan el objetivo de este libro. En los próximos capítulos veremos algunas de estas señales de manera más específica. Podemos categorizar las señales de la venida de Cristo Jesús en tres grupos principales. Primero están las señales que tienen lugar en la creación, en la naturaleza, las catástrofes naturales. Jesús las menciona aquí en el versículo 7: hambres y pestilencias y terremotos. Más adelante en el capítulo, en el versículo 29, habla de una intensidad de estas señales que tienen lugar en la creación, con el oscurecimiento del sol y señales en el cielo, y las estrellas cayendo del cielo y los poderes del cielo siendo estremecidos. Estas señales en la creación nos son un recordatorio constante del juicio de Dios y la venida de Cristo Jesús.
Luego están las señales de la historia y la historia de las naciones. En los versículos 6 y 7, Jesús menciona guerras y rumores de guerras. Él nos dice que mientras estas guerras continúen, el fin no es todavía. Así, a través de la historia vemos estas guerras, pero las vemos como señales de la venida de Cristo Jesús, persistiendo hasta muy cerca del fin, cuando los reinos de este mundo se unirán. Ellos serán unificados de nuevo bajo un reino y una cabeza: el Anticristo. Apocalipsis habla de esto cuando menciona a Gog y Magog en el capítulo 20 que se unen contra la ciudad santa, la iglesia de Dios. Como creyentes con discernimiento, podemos observar en la política y en la historia de las naciones y en las guerras estas señales que nos recuerdan que Jesús viene.
las señales de la tercera categoría tienen lugar en la esfera de la iglesia, y vemos aquí que las señales están conectados a la iglesia y sirven a la iglesia y a la obra de la iglesia en la predicación del evangelio. En el versículo 14, por ejemplo, está la señal de la predicación del evangelio. Este evangelio debe ser predicado en todo el mundo. Esta es la razón por la cual todavía hay guerras entre las naciones, para que el evangelio pueda ser predicado. En el versículo 12 está la apostasía. Esto vendrá a través de falsos maestros que se elevarán en la iglesia y falsos cristos. La maldad del mundo se derramará sobre la iglesia. O ustedes ven la señal de gran tribulación. Aquí está el mundo impío persiguiendo a la iglesia y al pueblo de Dios, especialmente durante el reinado del Anticristo.
Así que aquí tienen estas señales divididas en tres esferas diferentes: la creación, las naciones y en la iglesia. Todas estas señales culminarán en una gran señal al final de los tiempos, que es la señal del Hijo del hombre, en el versículo 30, cuando Jesús vendrá sobre las nubes del cielo con Sus santos ángeles.
Para el resto de este capítulo quiero hablar sobre el carácter de estas señales como se describe para nosotros en el versículo 8. En este versículo, Jesús dice que “Todo esto es principio de dolores.” El enfoque aquí no debe ser en la palabra “principio”, pero en la palabra “dolores”. Esta palabra “dolores” se refiere al dolor específico que experimenta una mujer durante el embarazo y el parto. Jesús está hablando de dolores de parto y usando una ilustración aquí para enseñarnos cómo debemos entender las señales de su venida. Esta ilustración nos ayuda a ver al menos seis características diferentes de las señales de la venida de Cristo Jesús.
La primera es que las señales son una parte necesaria de su venida. Ellas no son sólo señales como la que ustedes ven a lo largo de una carretera cuando viajan y para darse cuenta de que se están acercando cada vez más. Jesús no nos da una cronología de estas señales, sino que esta ilustración nos ayuda a ver que las señales siempre están allí y que aumentan en intensidad y frecuencia cuanto más cerca están del momento del parto y son una parte necesaria del nacimiento de un niño. Es, por ejemplo, como el sonido de un tren acercándose. Oyes el silbato y los motores lejos. Ustedes oyen el zumbido en las vías incluso antes de que puedan ver el tren mismo. Si el tren no llegara, esos ruidos no existirían. Pero la venida del tren produce las señales de su venida, similar a la venida de una tormenta. Hay nubes oscuras; Hay viento, y lluvia, y granizo, y relámpagos, y truenos, los cuales son una parte de la tormenta, pero nos dicen que la tormenta viene. Lo mismo ocurre con los dolores de parto. En la venida de Cristo Jesús, las señales de esa venida no son acontecimientos aleatorios, desconectados. Más bien, son parte de Su venida. La creación gime y aflige, las naciones se enfurecen, los reinos se mueven, la apostasía en la iglesia, y todo esto es una parte de la venida de Cristo Jesús y lo traen a Él.
En segundo lugar, vemos a partir de esta ilustración que Cristo siempre está viniendo, que a lo largo de la historia Él viene. Muchos meses antes de que una mujer da a luz a un niño ella comienza a experimentar contracciones y su cuerpo comienza a producir las muestras del parto. Eso fue verdad hace mucho tiempo cuando cayó Jerusalén, y realmente a lo largo de toda la historia: Jesús está viniendo. Como hemos visto en un mensaje anterior, Él vino a Belén. Él vino en Pentecostés en el derramamiento del Espíritu. Él viene a través de la historia en la predicación del evangelio. Él viene a nosotros en nuestra muerte. En todos los eventos de la historia, esta es Su historia, y Jesús está viniendo, y viene tan rápido como Él puede. Las señales son las huellas de la venida de Cristo Jesús.
En tercer lugar, esta ilustración nos ayuda a ver que estas señales aumentarán en frecuencia e intensidad a medida que nos acerquemos más al final. Al comienzo del parto, las contracciones dolorosas no son tan intensas y no son tan frecuentes. A veces empiezan incluso muchos meses antes. Pero a medida que el tiempo del día del nacimiento del niño se acerca, las contracciones se vuelven más intensas y esas señales ya no pueden ser ignoradas. Son más largas y son más difíciles y son más frecuentes. Y así es con la venida de Cristo Jesús. Al principio las señales de su venida no son tan difíciles. No son tan frecuentes. No son tan intensas. Tal vez podríamos incluso pensar en ellos como una especie de acontecimiento natural. Pero, a medida que pasa el tiempo, van a aumentar y se van a volver más intensas y ya no podrán ser ignoradas. Traerán más dolor. Afectarán a más gente. Se harán más frecuentes cuanto más cerca y próximos estemos del día del regreso de Jesús.
Cuarto, esta ilustración nos enseña que nadie sabe el día o la hora de la venida de Cristo Jesús. A lo largo de la historia, e incluso en la época contemporánea, ha habido quienes han tratado de predecir el día del regreso de Jesús. Jesús nos dice muy claramente que nadie puede hacer esto. “Ningún hombre sabe el día ni la hora”. Él dice que él mismo, el Hijo del hombre en su estado de humillación, no sabía el día ni la hora. Él vendrá como un ladrón en la noche. Eso es cierto con respecto a un nacimiento también. Hay dolores de parto y hay contracciones, e incluso con toda la tecnología que puede ver a un niño y medir su tamaño y la longitud y el espaciamiento de las contracciones y la intensidad de ellos, todavía sólo se puede aproximar al tiempo que el niño va a nacer. Una mujer puede entrar en pleno trabajo y puede tomar días antes de que nazca el niño, o a veces sólo minutos. Verás, lo importante no es que sepamos el momento exacto, sino que estemos listos para ello. Lo mismo ocurre con el trabajo de parto. Si una mujer tiene cuarenta o cuarenta y dos semanas de embarazo, no viaja por el mundo, ni sube a un avión, ni va a dar caminatas al bosque. Sino que ella está cerca de una partera y está lista para el momento en que el niño va a nacer. Del mismo modo, no sabemos el día o la hora del regreso de Jesús. Pero debemos vigilar y estar listos.
La quinta cosa que nos enseña esta ilustración es que las contracciones de parto son dolorosas. Así también serán las señales de la venida de Cristo Jesús. ¿Qué madre disfruta de los dolores de parto y el dar a luz? Ninguna. Así es con la venida de Cristo Jesús. Traerá muchas aflicciones y heridas y dolor para el pueblo de Dios también. Eso es incluso cierto hoy en día. Piensen en la pérdida masiva de vidas humanas que viene como resultado de desastres naturales. Piensa en la tribulación y persecución que viene contra el pueblo de Dios a lo largo de la historia y los muchos que han sido muertos por su fe. Hay dolor en las señales de la venida de Cristo Jesús.
Pero eso nos apunta a la última característica aquí, la sexta cosa que vemos en esta ilustración, y esto es: esto no es dolor sin propósito. Pero en su lugar, es un dolor que tiene un objetivo. Estas señales traen a Cristo Jesús. Lo mismo ocurre con el trabajo de parto. El dolor del parto produce al niño. Así que como pueblo de Dios no estamos desconcertados cuando vemos que todas estas cosas pasan en la naturaleza o en las naciones o incluso en la iglesia. Las cosas no se están desmoronando. Todo está bajo el control del Rey Jesús. Él viene. Todo esto producirá Su gloriosa venida sobre las nubes del cielo. Jesús mismo usa esta ilustración para ayudarnos a entender los últimos días cuando en Juan 16 Él dice en el versículo 21: “La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo”. Entonces Él dice a Sus discípulos: “También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”. ¡Qué gozo habrá en el día en que Cristo Jesús vuelva!
Quiero terminar señalando el propósito práctico de las señales. Hay realmente dos cosas aquí. La primera es que debemos velar por el día de Cristo Jesús, y que Él nos envíe estas señales para animarnos a velar. Lo encontramos más adelante en Mateo 24:32 y 33 cuando Jesús da la parábola de la higuera. Hay un pasaje paralelo empezando en Lucas 21:28, donde leemos de las señales de la venida de Cristo Jesús. Jesús está hablando de desastres en la creación, está hablando de guerra entre las naciones, está hablando de persecución en la iglesia. “Cuando estas cosas comiencen a suceder”, Jesús dice, “erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”. Esta parábola nos enseña que estas señales nos dicen que la venida de Cristo Jesús está cada vez más y más cerca. El peligro de las perspectivas milenarias futuras es que niegan estas señales de esta manera: se le dice al pueblo de Dios que no necesitan velar ni necesitan prepararse para la venida de Cristo Jesús. Esto es especialmente peligroso porque fomenta la participación en una cultura impía. Eso es parte del engaño de los falsos maestros y del Anticristo en los últimos días. Come y bebe; Toma tu tiempo; todas las cosas seguirán como estaban. Entonces de repente vendrá la destrucción. Debemos observar las señales. Eso no requiere inteligencia, pero requiere un estado de alerta espiritual que es instruido por la Palabra de Dios.
Pero el propósito práctico no es sólo motivarnos a Velar. También es para nuestro consuelo. Estas señales nos recuerdan no sólo que Jesús viene, sino que Él está en control de todas estas cosas. Por eso en Mateo 24: 6 dice que cuando veamos todas estas cosas no debemos de estar perturbados. No tenemos razón para tener miedo. De hecho, las señales de la venida de Cristo Jesús son una respuesta a las oraciones combinadas de la iglesia militante y la iglesia triunfante. La iglesia en el cielo y la iglesia en la tierra que dice: “Hasta cuando” y “Si, Ven Señor Jesús”. Esta es la respuesta de Jesús. Él está diciendo en las señales, “Yo vengo”. Así que cuando estas cosas empiezan a suceder, erguíos y levanten sus cabezas porque su redención está cerca. Jesús viene. Esta es la respuesta a las oraciones del pueblo de Dios.