Su vida temprana
Immanuel Tremellius nació en Ferrara, Italia, en 1510, en una familia judía. Desde joven, mostró una inclinación por los estudios, especialmente en hebreo, su lengua materna, y comenzó su educación formal en la Universidad de Padua. Esta universidad era un centro de erudición renacentista donde los estudios clásicos y bíblicos florecían. Tremellius se sumergió en el aprendizaje de textos hebraicos, filosofía y teología, lo que le preparó para una vida dedicada al conocimiento de las Escrituras.
Sin embargo, su formación inicial no fue únicamente académica, sino también religiosa. Fue expuesto a las ideas reformadas que comenzaban a extenderse por Europa, especialmente aquellas promovidas por figuras como Martín Lutero y Ulrico Zuinglio. Estas ideas tuvieron un impacto profundo en su pensamiento, incluso antes de su conversión.
Conversión, del judaísmo al protestantismo
En 1540, Tremellius se convirtió al catolicismo bajo la influencia del cardenal Reginald Pole, quien valoraba su erudición hebraica y consideraba útil su conocimiento para la defensa de la Iglesia. No obstante, este cambio religioso fue breve. En 1541, Tremellius adoptó el protestantismo, en gran parte gracias a los reformadores de la época.
El contacto con los reformadores protestantes transformó la vida de Tremellius. Entre los nombres que influyeron en él destacan Martín Bucero, quien fue mentor y amigo cercano, y Juan Calvino, cuya teología sistemática ayudó a moldear las convicciones doctrinales de Tremellius. A partir de entonces, se dedicó a usar sus conocimientos en hebreo y lenguas bíblicas para servir al movimiento reformado.
Persecución en Italia y Alemania
Tras su adhesión al protestantismo en 1541, Tremellius se convirtió en un objetivo de la Inquisición, que buscaba erradicar las ideas reformadas en Italia. La Inquisición, establecida por la Iglesia Católica Romana, perseguía a aquellos que se apartaban de la doctrina oficial, y los conversos como Tremellius eran vistos con especial desconfianza. Esto lo obligó a abandonar su tierra natal y buscar refugio en regiones más tolerantes, como Estrasburgo y posteriormente Inglaterra.
En Alemania, donde se estableció tras su exilio de Inglaterra, Tremellius enfrentó desafíos similares. En Zweibrücken, fue encarcelado debido a sus creencias calvinistas, lo que refleja la hostilidad hacia los reformadores en ciertas regiones católicas. Este encarcelamiento no solo puso en peligro su vida, sino que también interrumpió su labor académica y teológica.
Influencia de los reformadores protestantes en la vida y obra de Tremellius
La Reforma Protestante estaba en su apogeo durante la vida de Tremellius, y él se convirtió en un activo defensor de sus ideales. En Estrasburgo, bajo el ala de Martín Bucero, Tremellius comenzó su labor como profesor de hebreo y formador de nuevos teólogos. Bucero lo animó a usar su dominio del hebreo para enriquecer la comprensión de la Biblia y apoyar el movimiento de reforma religiosa.
Su traslado a Inglaterra en 1547 marcó otro capítulo importante en su vida. Allí, estuvo bajo la protección de Thomas Cranmer, el arzobispo de Canterbury, y se integró en la Universidad de Cambridge como profesor regio de hebreo. Tremellius fue instrumental en el esfuerzo de los reformadores ingleses por recuperar los textos bíblicos originales y alejarlos de las interpretaciones tradicionales que dominaban la Iglesia Católica Romana.
Aunque su trabajo en Inglaterra fue interrumpido por el ascenso de María Tudor, cuyos esfuerzos por restaurar el catolicismo llevaron a Tremellius de regreso a Alemania, su impacto allí fue significativo. Los reformadores ingleses adoptaron parte de su enseñanza sobre los textos bíblicos y lo consideraron una figura clave para la educación teológica.
Trabajo en Alemania y Francia
Al regresar a Alemania, Tremellius enfrentó múltiples desafíos. Fue encarcelado en Zweibrücken debido a sus creencias calvinistas, un ejemplo claro de las tensiones religiosas que caracterizaban la época. A pesar de estas dificultades, los reformadores alemanes continuaron apoyándolo. En 1561, obtuvo un puesto como profesor de Antiguo Testamento en la Universidad de Heidelberg, que era entonces un bastión de la Reforma protestante.
En Heidelberg, Tremellius colaboró con otros eruditos calvinistas y promovió una comprensión más profunda y académica de las Escrituras. Su influencia fue evidente en la formación de jóvenes reformadores que compartían su pasión por el hebreo bíblico y las lenguas originales de las Escrituras.
Cuando llegó a Francia para refugiarse en el Colegio de Sedan, también se encontró entre reformadores como Théodore de Bèze, lo que fortaleció aún más su compromiso con el calvinismo. Su conexión con estas figuras le ayudó a perfeccionar su traducción bíblica y a afianzar su reputación como erudito de la Reforma.
Obras y legado
La obra más famosa de Tremellius es su traducción de la Biblia al latín, conocida como la Biblia Junius-Tremellius. Este trabajo monumental fue influido directamente por el espíritu reformado. A diferencia de las traducciones tradicionales, Tremellius priorizó los textos hebreos y siríacos, alejándose de la Vulgata latina de Jerónimo, que era dominante en la Iglesia Católica. Su enfoque, guiado por las ideas de Calvino y Bucero, buscaba una interpretación más cercana a los idiomas originales y, por ende, más fiel a las Escrituras.
Además de su Biblia, Tremellius tradujo el Catecismo de Ginebra al hebreo, una obra que refleja su deseo de llevar la teología reformada a las comunidades judías y a los estudiosos del hebreo. También escribió una gramática caldea y siríaca que sirvió como herramienta para otros eruditos.
Su legado no solo radica en sus obras escritas, sino también en su influencia en el desarrollo de estudios bíblicos entre los reformadores. A través de su trabajo, ayudó a definir un enfoque académico y lingüístico que impactó a generaciones de teólogos y estudiantes.
Su fallecimiento
Immanuel Tremellius falleció el 9 de octubre de 1580 en Sedan, Francia, dejando un legado profundamente marcado por su fe y devoción. En sus últimos momentos, se dice que reafirmó su compromiso con Cristo con las palabras: “¡Viva Cristo, y perezca Barrabás!” Este acto final simboliza su rechazo a las falsas doctrinas y su firme adhesión a los principios de la Reforma Protestante. A pesar de las persecuciones y desafíos que enfrentó a lo largo de su vida, Tremellius mantuvo una piedad inquebrantable, dedicando sus últimos años a la enseñanza y al estudio de las Escrituras. Su muerte fue un testimonio de su fe, reflejando la esperanza y la confianza que tenía en la salvación a través de Jesucristo